jueves, 6 de septiembre de 2018






Dolor

Como una cita indeseable se presenta el dolor
y deja un relieve, un timbre histérico en los dientes
que sonríen como nuncios.
Me dejo caer, excavo mi madriguera tratando de no hundirme
o sólo lo necesario en el sofá.
En el centro de gravedad los huesos planean
sobre fisonomías compactas sin encaje.
Con trivial negligencia la nervadura de ese viento lúgubre
se enrosca en las cervicales
aviso de una trama oscura, punzante y amplificada.
El invierno, la muerte, la miseria roen el vientre
pero transcurre lenta su mordida como un ladrillo romo en el costado.
Vivo y resplandeciente vuelve el dolor
con su vicioso lametazo
con su cuchillo recién afilado.


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