sábado, 20 de octubre de 2018






Agua tranquila

Me incomoda la penumbra, también me siento extraña
en los parques vacíos.
Si puedo elegir, elijo una madrugada,
una calle con árboles, la alegría de los recreos.
Sin violencia de lunas deformadas
nadaré en el sahumerio del incienso fresco;
el canto coral del silencio señalará direcciones
que abrazaré como río.
Fluctuación de pulmones
sabios,
resonancia del acto anterior.
El mundo ya no será un pensamiento gastado.
Ni intolerante. Ni loco.
Todas las palabras graves o superfluas
en conversaciones vacuas ya no tendrán sentido.
Me quedo con la magia, la bondad
del que sin deberme nada, me lo dio todo.
Esto no es un testamento, es más bien el diario
de alguien que en su torpeza necesita pasar a limpio,
filtrar todo el agua y flotar,
y cantar bajo el auspicio de un lucero, o de tu mirada.
Hipnotizada por el movimiento suave de las olas
volveré al agua tranquila.
Será un final de película
como los del del cine Victoria.

lunes, 15 de octubre de 2018



Intimidad

Como las cerillas, ardemos
y es para siempre;
desatamos el luto hasta consumirnos
en la voluptuosa llama que interroga y asciende;
ya fui entregada a mi destino
por eso la audacia
de amar a un hombre que me esquiva.
La certeza de la muerte causa estragos.
Degustamos las alas de una vida pequeña
profanando su misterio
con un gozo íntimo
con un sorbo profundo de carne.
Y el aire que nos avivó nos apaga.
Rompimos el jarrón, la vida aplazada de la hortensia,
el agua se nos fue de las manos.
Todo hablaba del cieno en las manzanas caídas
y del cristal que calibra el alcance de la devastación.
La certeza de la muerte causa estragos
Sé que arderé como cerilla, mas el deseo sigue intacto
el deseo tiene el color de las entrañas vivas
y lo vivo deja buen sabor de boca.
Pienso en la prisión y dibujo una llave
(tal vez no es la llave que abre y cierra este interludio
un ancla con fe en un mar que zozobra)

Hubiera deseado nacer en otra época
escuchar la canción del agua sin prisas
una conversación interminable, lánguida, una salmodia
de suspiros, el temblor nítido de los espejos
en el fluir de la corriente.
Ya mi cera arde sin descanso.



viernes, 5 de octubre de 2018




El aura


Tantas veces se nace y se muere...
se rompe una y se recompone,
que el pasado resulta extraño
y el futuro es una pieza suelta colgando
como cornisa inestable.
Hoja zarandeada, tu cuerpo tan sensible al dolor
fue arrastrado entre el fango violento
y suplicaste una y mil veces piedad
como suplica el que, sin llegar a caer,
tampoco vence.
Te aferras a los ritos,
a baladas que alimentan anillos de calma
y repetición. Tal vez sientas añoranza del agua que bebiste
y del pan que comiste ( aquel agua no existe, aquel pan
desapareció)
Alza la cabeza y deslízate confiada como un cisne.
Reconocerás tu grandeza, y el corazón
estará libre para las siguientes venas.
No temas, estás a salvo, tu alma camina segura
ella tiene un cerrojo,
pero nunca perdió la llave.
Más allá del grito,
de la emoción soluble,
resplandece el aura como una flor de terciopelo.
No importa que las manos desesperen
las manos de tierra viva
tarde o temprano tendrán su pan servido
la música y los azahares que trastocan los sentidos.
Y el nudo que tejes
será desatado en un juego de estaciones y hechizos.
La larva, la diminuta larva que se asusta cuando contempla
la inmensidad del universo,
será indultada en la ceremonia azul de las estrellas
en el vaivén del aliento
y los zapatos del regreso.
Asumes la condición de prórroga.
Aunque sólo tengas una rama como hogar
en este sitio que no es el tuyo
que observas con ojos incrédulos.