martes, 21 de agosto de 2018



Calma meticulosa

Hay instantes de dominio telúrico en los cielos faustos

y en los ríos lisonjeros. Encajes en los fresnos y bondad en los trigales.

Las últimas tinieblas se dispersan en el retablo del amanecer.

La sangre se purifica en el bautismo de luz.

Toda piedra, todo cambio en el aire, cada brizna de yerba es la puerta

a los jardines del alma.

Las vastas construcciones de los siglos vibran en mi silencio

como piedra en el estanque.

Prados serenos, fuentes como relámpagos que hacen camino.

Gredos es una dama que despierta de su sueño en primavera.

Las nubes audaces borran la nieve de su rostro

como húmedas servilletas.

Calma meticulosa, encantamiento de balcón

a los cuatro vientos. La paradoja de los caballos pastando

estáticos, profetas de la libertad.

Los ojos van y vienen con su hélice de asombros

en el azul profundo y en la orquesta de ecos verdes

lejana;

los ojos reconstruyen la casa con chimenea

al fondo del valle. Caen velos, crecen alas

en los pies, secretas semillas germinan en pliegues insólitos.

El tiempo extenderá sus ramas, apreciaremos su sombra en nosotros.







sábado, 11 de agosto de 2018




Girasoles marchitos.

Imposible descifrar la profecía
en los cielos bajos de las tormentas;
una intimidad abstracta cubre tus huesos
de sombras y pasos indecisos.
Un cofre de amnesia y aspereza
guarda un viento fumigador de semillas.
¿Dónde quedaron tus cantos y tus vuelos
tus ojos ávidos, las aguas dulces serenas
de tus espejos?
El flujo detenido roba las perlas,
y los mensajes regresan como un himno de marchitos girasoles.
Los listones, clavados en la pared alzan trojes diminutas
irrespirables.
Tu cabeza sobresale por encima del techo como Alicia.
Algo se mueve arriba, mas la dura tierra multiplica tu ambición de más tierra
y de estiércol abonado.
Será la mortaja el único rescoldo de este fuego
cuando los girasoles agachen la cabeza en terrones calizos.
Muere la primavera, la última flor se secó en tu mano,
sin piedad la tomaste y la devolviste tras exhalar su perfume.
Aún no has recogido frutos,
las pepitas de oro están en el magma de tus ríos
y tu voz se consagra en el templo de tu garganta.




sábado, 4 de agosto de 2018



Nocturno

La noche eleva sus murmullos en oscuras capas
de cerraduras inviolables.
Ojos lascivos trenzan cristales en la piel de la serpiente
Está la ventana abierta, en el aire los jazmines.
Un abanico de luces se abre como un séquito
que festeja el verano.
Cae como piedra la noche sobre los corazones
su transparencia, su dolor cuelgan en lánguidas terrazas,
perpetúa solsticios
el rojo disparo
de los cielos negros.