sábado, 12 de noviembre de 2016



Tráfico de influencias



Todo me dejaron prestado
la sonrisa, una pelvis puntillosa
un laberinto por cabeza.
Y así hasta las caries dulces
de los lazos imperdibles,
voy hurgando contenedores de frutas escarchadas
-ay, esta falta de interés por lo corriente
que es casi provocación, anemia y descuido-
En este tráfico denso
me cubro de alquitranes
carretera secundaria con caminos
que buscan autopista,
las señales  advierten
asisto a una recomposición inexacta de los surcos
de las inundaciones, las vías rápidas, las veredas:
así es como me guían los ojos de mi madre,
la desazón de mi padre,
un hogar del que siempre estoy volviendo
atajos como domingos con cine.
Como el viento en la frontera
he palpado siglos a tumba abierta
todo tomé y nada devuelvo intacto,
ni las uñas explícitas
ni el cuerpo de arterias como rutas decentes.