viernes, 27 de enero de 2017



ARTESANÍA DEL BALBUCEO

Escombros de obra son los presagios
susurro de hojas que dejan en el árbol preguntas.
Aquí estoy, trazando líneas, conjeturas en la gravilla
con zapato mudo.
La Esfinge renueva interrogatorio
mamba verde en pasillos nocturnos;
sólo puedo responder con balbuceos
al frío de vitrina, a la ciénaga palpitante que deshizo pergaminos
Húmeda huella, barro inaugural
anticipo de vasija
soy.

miércoles, 18 de enero de 2017


Rabos de lagartija


Caen de mi mano los objetos,
mis manos carecen de fondo
auxiliares sin rango desbaratan
nupcias, retoques, jardines botánicos
se rehacen o se pierden
con la feroz libertad de la manada.
De mis manos caen llaves de golpe seco
papeles que pesan como tierra
días en lingotes
ráfagas de peces que esquivan el anzuelo
de los dedos.
Mis manos frecuentan el extrarradio de nubes lenticulares
son rabos de lagartija con grito de terror verde
pestañean solemnes cuando acarician
se desorientan como pájaros en el suelo.
Mis manos son cajitas musicales con sonido en las tripas
-que incluye bailarina en giro hechizado-
Mis manos indigentes sufren fiebres contagiosas
en trance de elevaciones y caídas.
Nada retienen mis manos:
la luz prepotente
la memoria del agua
el distraído perfume de la alegría
la acuarela temblorosa de tu piel
la clave de tu sol

 

sábado, 7 de enero de 2017



Siglos de pasión

Los hombres son débiles
como gallos roncos le cantan
al alba inexpresivo.
¡Mirad, mirad cómo desfilan nuestros padres
digiriendo las piedras duras de una esclavitud resplandeciente!
Con cetmes, con el calambre retardado que espolea
al gallo ronco,
abrazando la bandera desteñida
con asombro de pergamino aterciopelado.
Los dientes debutantes se exponen a los cuatro vientos
a la vibración del aire enfermizo.
Las líneas opresoras del silencio se entrecruzan ásperas
en los cascos, flores violentas exhalan suspiros.
¡Cuántas catástrofes parecen casuales!
Pero mirad los soldaditos lanzados como gallos roncos
al campo del honor
sublimado el deseo de matar
por la cándida pasión, la grandeza del relato involuntario.
¿Se detendrán sus pechos de bravura astringente,
o alcanzados por la euforia de una repetición desmemoriada
seguirán a la intemperie de una ausencia?
El cortejo avanza con la pulcritud del caracol
en geométricas composiciones que señalan horizontes púrpura 
en el alba inexpresivo.
(En copa de oro se beben las lágrimas)