jueves, 22 de febrero de 2018

palidofuego: Tareas para hoy            Hoy me he propuest...

palidofuego:

Tareas para hoy

           
Hoy me he propuest...
: Tareas para hoy             Hoy me he propuesto aprovechar los dones y los mendrugos y ya que la bondad existe pero se diluye en opac...


Tareas para hoy

           
Hoy me he propuesto aprovechar los dones y los mendrugos
y ya que la bondad existe pero se diluye en opacos
cortejos
acepto el amparo de tu piel, tu derrota, mi merma y el coágulo de vida que nos secuestra.
Acepto caer en mi propio cuerpo, en la pesadilla de la desnudez
en el amparo de la casa construida para alojar fragmentos nuestros que la calle desechó.
Acepto los letales cimientos de la noche, su frondoso cabello negro.
Acepto la alegría que produce cambios y fluye hacia deltas donde chapoteamos
como carpas.
Acepto la belleza. Es terrible la belleza, pero es bella.
Acepto a esos ángeles burlones que me quitan la venda de los ojos.
Acepto mi propio pensamiento, incluso si se convierte en cuervo y traiciona mi pasión. 
Mi mayor tarea es aceptarme, saber que aliento un corazón agridulce
que no hay truco para ascender esta cuesta diaria
que soy una invitada que celebra,
que no hay tarea más grata que abrir ventanas. 


martes, 13 de febrero de 2018


Carne sellada

Que estaba atrapada en el muro de su propia carne
lo entendió de golpe
con la resolución de la sangre.
Hubo más advientos, y algunos hitos sellados
(lo vulnerable de su cuerpo,
la consagración y los cerrojos)
Era mujer,  y no siempre podía alzarse
para alcanzar la gloria de los sombreros.
Sus zarcillos se enredaban en las orejas
perforadas convenientemente por sus madrinas.
El estado de pánico le llovía en la oscuridad
embozados olían la carne tras el muro
de yedras.
Su rostro sin rostro se mimetizaba con su canto sin canto
persiguiendo azucenas y el tacto de las sedas.
Como un derviche con tacones de fuego se adentraba en el
foso diamantino de las huríes.
Construyó un templo que cuidaba sin descartar del todo su ruina
sabiendo que un árbol de bondad temblaba en sus raíces sin huida.
En esta red de flores agitadas la carne se rindió
a su propio peso, como un minotauro que se recrea 
en su propio laberinto.



viernes, 9 de febrero de 2018



Murmura, reza, tiembla.


Hombres y mujeres tomados al asalto
cada mañana
blanqueados como espectros
forman un cortejo de animales talentosos.
Listos para el arado,
la saliva febril, las manos agrietadas
ofrenda para un auditorio de pies fríos.
¡Cómo he podido rebajarme tanto!
se extrañan.
Saltamontes de invencible perseverancia
aclaran sus males con aspirina
y al día siguiente se visten para el fracaso.
Se abren en lágrimas en tórridas noches que arruinan
el dulce látigo del sueño
y lo único que persiguen es desvanecerse
sin ser apuntalados, desoidos, vejados.
¡Confírmenme que existo!
proclaman.
Esta bruna mayoría silenciosa
murmura, reza, tiembla. Se reinventa.
Piedras lanzadas con tino
sobre los moralistas o los directores generales
podrían abrir las aguas del mar Rojo,
pero al irse a dormir sólo quieren desvanecerse en el cajón
de los objetos perdidos
a la espera del saludo
de buenos días.

miércoles, 7 de febrero de 2018




Cápsulas
En la cabaña, un banco frío
y en el banco frío una niña fría
en la niña fría un hormigueo en el vientre
un coágulo de sangre sin salida.
Todo lo oscuro teje su cáscara.

viernes, 2 de febrero de 2018




A salvo

Desde las sombras del comienzo
hasta el final del minutero, el anhelo sostenido
en precario anticipa la caída. Sin bálsamos,
sin cáscaras sedentarias, con el estoque amarillo del sol
y la pereza de una ciudad dormida.
A la mujer que se asomaba a la barandilla de un puente
se la tragó el mar, el mar desatado se tragó a la criatura
la ola gigante dejó sombras ocres y puntos
plateados como estrellas de un belén en descuido.
No temas: las plumas, los crepúsculos, las rosadas caracolas
se mantienen a salvo en una caja de zapatos sin etiquetar
(benditas cajas de zapatos que preservan reinos cenicientos)
Ya no saltan ratones en un cepo, con sangre
y gritos incómodos. Aún me sostiene un orgullo
equiparable al coraje y al desafío.
La erosión permanente desgastó mi mirada
y tejió para mi corazón la mortaja.
El viento helado sacude paraguas
y nuestras lenguas son ásperas cremalleras vivaces.

La caja, ¡ay!, resiste temporales.