sábado, 7 de enero de 2017



Siglos de pasión

Los hombres son débiles
como gallos roncos le cantan
al alba inexpresivo.
¡Mirad, mirad cómo desfilan nuestros padres
digiriendo las piedras duras de una esclavitud resplandeciente!
Con cetmes, con el calambre retardado que espolea
al gallo ronco,
abrazando la bandera desteñida
con asombro de pergamino aterciopelado.
Los dientes debutantes se exponen a los cuatro vientos
a la vibración del aire enfermizo.
Las líneas opresoras del silencio se entrecruzan ásperas
en los cascos, flores violentas exhalan suspiros.
¡Cuántas catástrofes parecen casuales!
Pero mirad los soldaditos lanzados como gallos roncos
al campo del honor
sublimado el deseo de matar
por la cándida pasión, la grandeza del relato involuntario.
¿Se detendrán sus pechos de bravura astringente,
o alcanzados por la euforia de una repetición desmemoriada
seguirán a la intemperie de una ausencia?
El cortejo avanza con la pulcritud del caracol
en geométricas composiciones que señalan horizontes púrpura 
en el alba inexpresivo.
(En copa de oro se beben las lágrimas)