Poema sin título
Imagino
un mundo (lo veo ya)
en el
que todos avanzamos en la misma dirección
por
diferentes vías como frascos herméticos
con su
etiqueta, su fecha de caducidad,
cifrados
en volúmenes aleatorios.
Ciegos,
asediados por deudas contraídas, defectos y virtudes heredados
agitaciones,
bacterias
y condiciones más o menos óptimas para la conservación.
Delicados
estuches, rodamos por cintas sinfín, chocamos en ocasiones
con riesgo
de rompernos.
Pero ese
instante es maravilloso
lo más
parecido a tener un órgano, una piel casi olvidada.
En este
vagar de ternura desteñida
que no
descarta implosiones y explosiones feroces
una quisiera
indagar en los fondos
saber si
haces plofff al abrirte, o shhhhh o bummm o crash.
Si eres
mermelada o veneno
Con hongos
o burbujitas de sal y sol.
Son preguntas
sin importancia. Desde un envase al vacío
no hay
pruebas, sólo conjeturas.