miércoles, 9 de enero de 2013

Fragmento "Los tulipanes....






“Ahora las cosas se insinuaban sin llegar a concretarse del todo,  se ahogaban en la maraña de sobrentendidos,  en el hondo cajón del absurdo. Los silencios expresaban más intenciones que las propias palabras. Augusto empezó a hacer gala de una irritante sensibilidad, de una fastidiosa fijación por el detalle. Algunas veces  pensaba que Lucía era el trofeo de su padre, el coleccionista de casas, de coches, de criados, de sellos, y ahora también de electrocardiogramas. El emperador, con su toga de color púrpura, su corona de laurel y los demás atributos que corresponden a un verdadero César regresando de su periplo por Egipto”

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Fragmento de "Los tulipanes.....


“A su alrededor, podía observar una pequeña muestra del denominado “tejido social”, desde el parlanchín que no paraba de hablar por el móvil, hasta el buscavidas, el que no tiene más remedio que vivir, o malvivir, de su arte,  hasta el chaval que se esconde en el baño para fumarse un porro, o el sudoroso padre de familia que se afloja el nudo de la corbata y posa su mirada triste y melancólica sobre las nalgas prietas de una chica con tejanos cortos. Después de todo, no tenía tan mala suerte. Podía estirar discretamente sus largas piernas y ocupar una parte del pasillo, o bien podía ceder su asiento a aquella señora mayor que esperaba ansiosa una plaza. No tenía mala suerte, pues no viajaba en transporte público por necesidad, sino por gusto.
Miró por la ventanilla. En el tren, las prisas se diluían en el tono suave del atardecer que coloreaba el agua con un esplendor somnoliento. Había que estar muy atento para descubrir el elemento perturbador, la china en el zapato, el espacio vacío entre los dientes, la fatiga y la ansiedad. Apenas una sombra en las miradas, apenas un movimiento oscilante, una palabra de queja o de duda  daban la medida del enorme esfuerzo que supone la vida”.