Dolor
Como
una cita indeseable se presenta el dolor
y
deja un relieve, un timbre histérico en los dientes
que
sonríen como nuncios.
Me
dejo caer, excavo mi madriguera tratando de no hundirme
o
sólo lo necesario en el sofá.
En
el centro de gravedad los huesos planean
sobre
fisonomías compactas sin encaje.
Con
trivial negligencia la nervadura de ese viento lúgubre
se
enrosca en las cervicales
aviso
de una trama oscura, punzante y amplificada.
El
invierno, la muerte, la miseria roen el vientre
pero
transcurre lenta su mordida como un ladrillo romo en el costado.
Vivo
y resplandeciente vuelve el dolor
con
su vicioso lametazo
con
su cuchillo recién afilado.