Agua
tranquila
Me
incomoda la penumbra, también me siento extraña
en
los parques vacíos.
Si
puedo elegir, elijo una madrugada,
una
calle con árboles, la alegría de los recreos.
Sin
violencia de lunas deformadas
nadaré
en el sahumerio del incienso fresco;
el
canto coral del silencio señalará direcciones
que
abrazaré como río.
Fluctuación
de pulmones
sabios,
resonancia
del acto anterior.
El
mundo ya no será un pensamiento gastado.
Ni
intolerante. Ni loco.
Todas
las palabras graves o superfluas
en
conversaciones vacuas ya no tendrán sentido.
Me
quedo con la magia, la bondad
del
que sin deberme nada, me lo dio todo.
Esto
no es un testamento, es más bien el diario
de
alguien que en su torpeza necesita pasar a limpio,
filtrar
todo el agua y flotar,
y
cantar bajo el auspicio de un lucero, o de tu mirada.
Hipnotizada
por el movimiento suave de las olas
volveré
al agua tranquila.
Será
un final de película
como
los del del cine Victoria.
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