¿Quién
puede decir si un poema es bueno o malo?
Nadie
puede saberlo a primera vista.
Si un
poema es la llave que abre la caja fuerte del corazón
y
revela secretos inauditos
entonces,
es un gran poema
con
independencia de su rima, o de su autor.
Si
produce extrañamiento o zozobra, alegría o emoción sublime
entonces,
es un gran poema
y te
pertenece por entero a ti, lector
aunque
en tu vida hayas escrito una estrofa
o seas perezoso,
o las letras te produzcan mareos.
Aunque
seas de los que piensan que los poetas
son
niños que hablan como locos
o locos
que hablan como niños.
Aunque tu
vida sea prosaica (como la mía, al fin y al cabo)
y llegues
a fin de mes con un pie en el abismo.
Aunque la
cólera de las noticias incendie tus neuronas
y creas
que te están robando verdades como puños,
aunque comprometan
tu vida seres sin rostro que transitan ocasos
y en medio
de la confusión te agarres ferozmente
a una
tableta de chocolate, al maldito tabaco
o a la
barra de un bar cutre,
este poema
te pertenece si te produce extrañamiento
o zozobra,
alegría o emoción sublime.
Se
disparó la flecha. Si te acertó, es bueno.
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