No pienses en derrotas.
Amémonos,
no pienses en derrotas
no
pienses en finales ni escondas tu alma en un albornoz de raso,
amémonos
porque ahí fuera está la selva
y mi
respiración ahogada reclama tu respiración ahogada
como náufrago que vela las entrañas de su isla.
Si
aprecias el instante, las gacelas despavoridas,
si no
te intimidan mi fuerza y mis desgarros
acepta
el frágil equilibrio de los músculos
antes
de rendirse a la telaraña ardiente de mis brazos
el
frágil equilibrio del aire que mece y que quiebra
tú
eliges, desnudo ya de albornoces
la
fuente de misterio que sacia
como
una madrugada al borde de la luna.
Amémonos,
hay fuera está la selva
y
siempre hay otra música para los oídos atentos
siempre
hay otro canto de lluvia y hojas tiernas.
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