domingo, 18 de diciembre de 2016




Construyendo catedrales

Nueve de cada diez esperanzas son baldías
somos hijos de Edith, somos estatuas de sal
y romper el molde nos deshace.
La esperanza entonces es una catástrofe útil atrae como un sol violento
en el horizonte de los ojos.
Antes que la sal, el agua
se derramó en promesa evanescente.
Ese cabo suelto, ese imán
atrapa a los fanáticos de sinfonías inacabadas
al que perdió el hilo argumental
en el fondo de unos ojos
a los que, velados por resplandores hipnóticos
se delatan cómplices de las hadas.
El cazador de estrellas nunca duerme:
persigue la luz primera
de sus imposibles presas.
Y así hasta exprimir el cardumen trafican con sueños
los constructores de catedrales.


domingo, 4 de diciembre de 2016



Fotos
 


Pertenezco a otro siglo,
comienzo a sostenerme en fotos.
Hay fotos que bordan como agujas finas el silencio
y nos reconcilian con la derrota
recamada en oro.
O nos torturan con los secretos que dispara la fiebre
de los ángeles.
Hay fotos de dientes de ojos de labios
que emprenden rutas imaginarias
por los pasillos anegados de entrañables insectos
perforadores.
Las fotos de espaldas a la cámara
proyectan miradas al vacío
pasan por ellas remolinos,
piedras vivas y cigarras que devoran espigas
pasan años, pasan siglos y la espalda sigue ahí
el color sepia es incapaz de descifrar
las espirales del aire desahuciado
en el muro de contención de unos hombros.

                                                                       
            

miércoles, 23 de noviembre de 2016



Instinto

En su infinita sabiduría
el hombre pierde el norte
y a la altura de una noche prohibida
abre la puerta al deseo de errar
de matar lo que come;
siente la agitación de caer mientras busca el camino
se revuelve en su cáscara con violencia.
En el sótano climatizado había capas de pesadilla
piel  muerta, sin dirección fija.
Y el rey de los animales vuelve a la lluvia
de la que fue despojado para cumplir
su destino de hombre.





sábado, 19 de noviembre de 2016




WENDY VIAJA EN METRO


Estabas ahí con un abrigo teja
travestida por las ojeras
gorda como un colono rico
sin ases en el bolsillo/
plan b en las costuras
....
Vomitas para expulsar tus demonios
el bucle de agonía no se detiene.
Dejaste tu traje de Wendy
en un pasillo de Nunca Jamás
que se parece al metro
-Peter sigue conservado en naftalina
y aún así, tan adorable-
Me pregunto qué te traes entre solapas
qué esconde tu abrigo teja
y todos los abrigos;
si estás de regreso y si el miedo
se quedó pegado a tu labio en catarata.
Has perdido la menta fresca, los jazmines
tu cuello derrama opaco la profecía de sangre
de la yugular.
Flor estrábica.
A veces flaqueas en mayos somnolientos
a veces insinúas un tranvía que va escalando
lisboas.

sábado, 12 de noviembre de 2016



Tráfico de influencias



Todo me dejaron prestado
la sonrisa, una pelvis puntillosa
un laberinto por cabeza.
Y así hasta las caries dulces
de los lazos imperdibles,
voy hurgando contenedores de frutas escarchadas
-ay, esta falta de interés por lo corriente
que es casi provocación, anemia y descuido-
En este tráfico denso
me cubro de alquitranes
carretera secundaria con caminos
que buscan autopista,
las señales  advierten
asisto a una recomposición inexacta de los surcos
de las inundaciones, las vías rápidas, las veredas:
así es como me guían los ojos de mi madre,
la desazón de mi padre,
un hogar del que siempre estoy volviendo
atajos como domingos con cine.
Como el viento en la frontera
he palpado siglos a tumba abierta
todo tomé y nada devuelvo intacto,
ni las uñas explícitas
ni el cuerpo de arterias como rutas decentes.


                                               




sábado, 5 de noviembre de 2016


Soliloquio

Mi gato ha declarado una paz tácita
subido al tejado, sobre la chimenea imberbe
se rasca la barriga de su paraíso abstracto.
Envuelto en nubes
-con cierta algarabía de bigotes-
y sin fórmula de encantamiento
o efusiones de muestrario
se lame la paz sin rasguños
tal vez ya resacosa, maleable
gris tacto de terciopelo
que está a la altura
de todas las paces de superficie firme
o más. 


                                                        

sábado, 22 de octubre de 2016



Este poema podría ser continuación del anterior, pero están escritos en diferente época.


Alternancia de jardines


Los jardines se extralimitan en sus pompas
árboles de un verde cansino se prestan obedientes
a los caprichos de las sombras,
piedras veniales
cercenadas de sus troncos se miran en los espejos
fracturados de la gravilla,
los arcos de rosas pasan de puntillas por el cielo
se despojan de sus velos en striptease de verano;
memoria de pez tienen los estanques
infalibles como un ciego deshonrado.
Entro en el jardín parcialmente nuboso
bajo el discurso oficial de los vencejos.
No hay anhelo que me cosa al ramillete
de ojos fosforescentes de las hortensias,
mi tronco es enredadera husmeante
por la que trepan lagartijas del color de la ceniza.
.......
Desanduve por primera vez los paisajes familiares
y tuve miedo a perderme bajo el pesado manto de los robles.
El viento torrencial me empujaba más alla de los jardines.
El camino bifurcado impuso su rebelión a mis pies inexactos
calientes de raíces.
Aquí estoy de nuevo, con mis botas de dudas
clavadas en el suelo como cemento.
Aromas mixtos llegaban al velador de las esperanzas
la tarde áspera probó sueros de almendras dulces;
se reencontraron sus vértices de jazmines volátiles,
de explícitas mimosas;
la tarde guardaba intactos arrecifes de buganvillas
terrazas voluptuosas de madreselvas celadoras.
Más allá del Eúfrates y de mi cansancio
los tesoros de Babilonia brillaban como peces dorados.



                                 





                                              (  En la imagen: "Montseny", óleo de mi autoría)

domingo, 16 de octubre de 2016



Noviembre se adelantó en este poema que guardaba a medias de escribir y que hoy recupero.


Respiración asistida
 A principios de noviembre
cuando los ciclistas se deslizan en sus cortezas de aire,
las cunetas vuelven a la memoria del agua
los caquis se encarnan
y las golondrinas se africanizan con plumaje de ida y vuelta.
Quién sabe del desgarro de las moreras
o de la soledad adusta del cuervo en su estómago acechante;
quién curará las caries de las fachadas centinelas
o escuchará los versos de los ríos temerarios
qué será de los guardianes de la tórtola y de la lagartija
quién afilará el oído de la tierra oscura,
y quién bailará las danzas que lleva en la tripa la montaña?
Sólo puedo añadir que a principios de noviembre
los bosques se hunden en mis costillas
y me respiran.

   
                               (En la imagen, campos del Maresme en otoño)





domingo, 9 de octubre de 2016



Estudio de grabación

Soy lenta porque he ardido en hogueras
como plumón de cisne
me han desollado, roto por dentro
han manchado mi frente con ceniza
con culpas
con grajos que se alimentan
de mi flaqueza.
Soy lenta, pido permiso a mis pies para avanzar
me pongo de acuerdo con mis caderas
con mis engranajes de mujer
tan delicados
que acaban con la paciencia de siglos
de cocción a fuego lento
de mis madres.

 (Pintura de Hasan Saygin)
            
                                       

sábado, 1 de octubre de 2016




TAREAS PARA HOY
(Poema-propuesta ampliable)


Volver con algo en las manos como los hijos de los pescadores
 la hoja virgen sin suela aplastante
el canto emergente de los ruiseñores
 la piedra de río con la cara lavada.
En un círculo necesario que pasa por el centro
y por el vacío como fiera por el fuego
volver con
el rostro amado,
la piel estable y sin peso, los cines con brocados polvorientos
los frescos de capillas sixtinas en el cielo agostizo
la cajita de plata donde cabe apenas un anillo desolado.

Descansar si es necesario para volver con más fuerza.
Sentir( La voluntad mata el nervio que late jadeante)

Usar los sentidos como grúa móvil
vadear los desiertos con sosiego de palmera
recuperar a Franco Battiato en una casette bien rodada
el hilo de fantasías que mutó en telaraña
la frescura deshilachada del viejo cuentacuentos.
Volver a
la secreta meditación de las campanas
la forma caliente, magra, de un cuerpo
decir te quiero sintiendo el golpe de calor
en la boca del cielo
dejar abierta la ventana
tomar la luna.

                                     

sábado, 17 de septiembre de 2016

Caras sin velo

Voy por ahí tropezando con caras. Y son un servicio de urgencias para curar la soledad, abierto las veinticuatro horas del día; son las páginas de un libro que explican pequeños o grandes hechos insólitos. Otras veces se cierran en enigmas que intento descifrar mientras siento mi propio rostro adormecido por un placer manso.
La cara es la frontera y es la puerta, la revelación a través de la cual se amplía el horizonte. Dirijo mi atención a ese aura expandido y mutable que resplandece en cada rostro.
Hay caras que se derraman por el cuello como cera derretida, como barro rojizo que busca su forma. Rostros que parecen pedir perdón por su existencia, huérfanos profundos de labios entreabiertos y silencios abismales. Ayer vi una de estas caras: era la de una mujer que estaba en el balcón, con medio cuerpo fuera y la cara empapada en la misma niebla azul que cubría los tejados.
Las caras de personas desconocidas a veces se alzan como espadas en alto, no con la intención de atacar, sino de defenderse de los ataques. Aún bajando la guardia, estas caras parecen residencias privadas que esconden hermosos tesoros e íntimos tormentos. En ellas, los ojos son el primer y más perfecto sistema de seguridad que se rige por códigos cifrados.
Mirar, acercarse a una cara, es como observar un paisaje cambiante en el que se ha vivido o en el que se desea vivir.
Cuando la furia domina, los músculos de las mejillas se contraen, cada blasfemia escupe su saliva, la nariz aletea nerviosa, bebiéndose el aire. Cuando la alegría la invade, los ojos recitan poemas persas de color esmeralda, la boca se alza en esplendores de orquídea, las mejillas son bulevares acristalados. 
Hay caras seriadas, como broches de un joyero que no se cansa de repetirse. Hay caras-avalancha, que te sorprenden, te acechan, te trituran, te sepultan, te inmovilizan, te sumergen en un mar oscuro de arrugas, bocas, dientes, ojos abisales.
Hay caras líquidas llenas de cuevas misteriosas con aguas cristalinas, donde la vida comienza con los ojos abiertos para alcanzarla toda.
 Hay caras tímidas como otoños, que se ponen colorete, o pañuelos o gafas de sol que frenen el choque de otros ojos, de otras caras, que temen cirugías, que buscan un puerto de llegada o cualquier alegría sencilla que les despierte con música a primera hora de la mañana.
Hay caras que han sido desahuciadas por sus dueños, y van mostrando ese desencuentro cruel con una extraña frialdad de paredes húmedas y rincones oscuros.
Caras que son preguntas y caras que son respuestas, cumbres donde trepar y gozar puestas de sol color naranja.  







La primera imagen es un óleo de mi autoría: "Nebulosa en Orión"
La segunda imagen está realizada en carboncillo. Autoría propia. "Mujer con abanico"


miércoles, 3 de agosto de 2016

DESEO.

Le prometieron unas sandalias doradas. Las del escaparate arisco, que miraban con suavidad de jabón. En la gracia del verano, las sandalias ocupaban un lugar inmenso, superando con creces a carpetas emancipadas, y a la solemnidad de aquellos ojos negros que miraban desde un retrato granítico.

Nacían en oro y con tanta alegría que cuajaron en perla, en sueños. 
La fragilidad de desear fortalece con una alegría mansa como seda de encaje. 
Las sandalias no son ambiguas. Proponen acontecimientos discontinuos y un destello puro, una tensión de arco definido como una ceja.
Las sandalias iniciaban vuelos ciegos como estrellas fugaces en la gracia del verano. Eran paisaje burbujeante con fondo negro de escaparate raro. La llenaban de un amor ardiente, y un temor mudo a ser privada de su sueño. ¿Quién podía privarla de su sueño? El sueño tiene paciencia de santo, el sueño es la conciencia de peligro que abre espacios. Las sandalias doradas miraban con suavidad desde el ardor del verano, y con la inocencia codiciosa de la niña descalza, ella disfrutaba de una fe terrible, una fe oblicua como el rayo de sol que atravesaba el escaparate imantado. Elegante y soñadora como las propias sandalias, se quedaba inmóvil como una oruga esperando la eclosión. Se retorcía de dolor, había confusión y estrépito en el aire; el deseo es un arma fatídica; entre aullidos púrpura, rompió el cristal. 

                                                   

sábado, 11 de junio de 2016






Nana para una madre

Ingresaron a mi madre (una vez más)
¿cuándo te perdiste, madre
qué secretas razones te doblan
para entorpecerte en charcas?
Apenas me sostienes entre tu piel supurada
me dejas caer como al descuido,
señalas baldas con retratos parapléjicos.
Ayer hablábamos de nuestros hijos
andan por el mundo como rosales trasplantados
el pequeño es un ángel
nos ayuda a cruzar bosques (pero él no lo sabe)
¡Cuántas verdades van tomando cuerpo
mientras el tuyo se consume en viales!
Madre, espera un poco más
aguarda un poco, como tú dices
te cantaré bajito, te cantaré una nana:
Mater bondadosa, no me extravíes
que tengo un frío de sabañones
Mater amantisima
deja a la puerta panes recientes.
Mater prudentisima, no te evapores
entre cazuelas de mediodía.
Mater misericordiosa, dame mejillas
para mis besos llenos de hambre.

lunes, 6 de junio de 2016



          Madre-maga

          La madre
          está aquí
bordando nuestros cielos.
         Reparte almíbar para las frágiles encías
de la tarde,
          siembra crepúsculos con el naranja suculento
que arde en los cerros.
En el silencio echa redes para atrapar
el nácar de las caracolas.
         Está aquí
atendiendo todas las súplicas
que laten bajo las algas espesas,
      sellando en dulzura
cicatrices desveladas.
      la madre, la que tanto nos amó
emigra como golondrina en busca
de los paisajes púrpura que soñó de niña
      y vuelve para abrazarnos
cuando la más oscura de las noches quema
      los corazones solitarios.
Ríe con una risa de plata
que acelera el relámpago azul de las campanas.
 Nos envía besos del manantial inagotable
      de su amor pues nunca están ociosos los labios que besaron.

miércoles, 11 de mayo de 2016

Todo empezó con un SI

Creo en la vida, en las oportunidades que nos brinda, en las ofrendas con que nos obsequia, a pesar de que a veces muestre su cara más cruel o esas muecas disparatadas que son portada de diario e imagen de agencia.
Un nacimiento, además de un milagro, es un SI rotundo, una afirmación tajante y esperanzada. El recién nacido asume ya desde la primera inspiración el reto que conlleva. Llega a esa atmósfera sombría donde su instinto apenas sirve para sobrevivir, superada la travesía casi siempre dificultosa del parto. Todo queda suspendido en ese acto sublime del corte del cordón umbilical.
Entonces la obra, la verdadera obra, se inicia lentamente. La madre ejerce de maestro de ceremonias, lo arrulla, lo acaricia, lo anima, acepta el hecho de que ha dejado de ser suyo y en esta muestra de generosidad inigualable, se cumple.
El bebé necesita un tiempo para que sus funciones vitales se acomoden, y esto también incluye a su espíritu, a ese alma que empujada por la necesidad, decide encarnarse.
Pronto, un foco potente de miradas y claridad hospitalaria le señala con dedos de luz, le convierte en protagonista de una obra desarrollada durante milenios, mientras él, encerrado aún en su concha de nácar, balbucea o se queja con un lenguaje de pompas. Es vulnerable, pero es también completo, pues se realiza en el SER, mucho antes de conjugar cualquier otro verbo que le ligue a obligaciones, pertenencias, preferencias, etc.
Lo de la felicidad del infante es un mito que se han encargado de transmitir voces poco analíticas, que confunden a esa criatura con un objeto orgánico que sólo reclama la satisfacción básica de sus necesidades y que lo sitúan en un contexto casi inalterable de ciclos diurnos y nocturnos. No hay más que observar atentos para apreciar que no es tan simple. Todo su cuerpo es una central que registra las mínimas alteraciones de temperatura, sonido, tacto, etc. Ahora necesita comunicarse, debe hacerlo en un medio hostil y sólo dispone del llanto para hacerse entender. Se asusta, trata de acomodarse, de desentumecer su cuerpecillo hostigado por las contracciones. Su garganta emite un sonido gutural, mezcla de desconcierto y queja. Ya no hay modo de volver atrás. Lo que se ha iniciado debe continuar.
Empieza la rueda de reconocimientos. Emotiva, con participación de todo el público. Y ahí está él, en su esplendor cenital, abrazando el peso del linaje como un gran anillo que lo moldea, lo constriñe o lo envuelve amoroso como la manta que le da la medida aproximada de las limitaciones de su persona. Hay que creer en la sencillez de los milagros que ocurren a diario para comprender la complejidad de ese ser que ha superado con una voluntad admirable la principal barrera que lo separaba de la vida, y que se dispone a avanzar con las mínimas herramientas de los sentidos y el cobijo que la piel siempre concede.
(Imagen tomada de internet)

martes, 16 de febrero de 2016




Sangre
Qué gran tarea la de la sangre
que no se resigna a ser charca
a ser lago o pradera inmune,
que se funde en aleaciones
se derrama en carreras a muerte, en dardos nucleares.
¡Qué gran caudal de idilio y misterio!
no hay capilar que resista el encuentro de la rosa
tan enamorada, tan alerta, tan caliente la sangre
que libera un universo en entrañas

dulcificado el corazón, sereno el vientre. 

martes, 9 de febrero de 2016





Fish and chips

En el ir y venir de autobuses de dos pisos
se van quedando pedazos de mi historia, las horas,
las avenidas. Los pacientes muchachos de piel rosada.
Mejor así. En los pozos de la memoria hay algas
y piden ser desbrozadas.
¿qué más contarte?
Nelson sigue en sus trece sobre las losas frías
de Trafalgar Square,
pero hay batallas más cercanas. Las libra cada día
 la buena gente de culo inquieto.
El fish and chips es pura necesidad. A estas horas
la boca es un alijo de saliva.
Hay voluntad de seguir y seguir.
Y seguir
La bendición del viajero. Mapas de espuma, pintas en pubs
a cup of tea. Lo que sea, con tal de perderse…
de no ceder a las aguas mansas.
En la velocidad hay un discurso, y una desobediencia.
Los pies son verbenas y saltan como ranas. Su ritmo es una suerte de certeza.
Todo está dispuesto para el que sabe mirar
En las fachadas merengues de Notting Hill hay retrovisores
con vistas a las colonias. También alguna meada estarcida en el suelo.
Prefiero seguir adelante









los mapas no mienten si saben interpretarse.

(Trafalgar Square, con el monumento a Nelson)

martes, 19 de enero de 2016

Los perdedores





Los perdedores
Los veo en las puertas de los cines,
o clavados en taburetes
con una cerveza en la mano y un nudo en el corazón.
Atentos al aire que lleva un perfume indiscreto,
el antiguo perfume de la traición o el olvido. 
Asaltando jardines, aves del paraíso y una silueta de espaldas
que en una esquina breve gira la cabeza
y descubre fronteras implacables
hormigón donde se estrellan esperanzas hiperventiladas.
Para esos hombres que no atinaron a huir ni a quedarse
cuelgan besos en racimos de árboles fieros como lobos
besos que van de Barcelona a Pekín, del Mar Negro al Río de la Plata
para acabar en la fosa común de los sueños anegados.
Ellos, los que amaron y no fueron indemnizados
los que cayeron en las húmedas garras de una sonrisa
y  nunca salió de su boca un puñal
para clavar la cruz de una fidelidad de pecho tatuado.